Prohibido salvar vidas humanas
La crisis de los refugiados del Mediterráneo es ya la mayor crisis humanitaria en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un flujo descontrolado de migrantes en situación de vulnerabilidad que comparten vías de desplazamiento irregulares e inseguras hacia la Unión Europea, como pequeñas embarcaciones. Desde 2014, más de un millón de refugiados ya han cruzado el Mediterráneo, de los cuales un 90% había solicitado asilo político.
La ONU
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), organismo de la ONU, cada año mueren aproximadamente más de 3.000 personas intentando cruzar el mar. Según un informe de ACNUR publicado en 2018, el porcentaje de mortalidad ha aumentado hasta alcanzar un muerto por cada 18 migrantes que tratan de atravesar el Mediterráneo.
La principal causa de esta crisis de refugiados es la guerra en Siria, sumada a la situación inestable de Libia e Iraq y los constantes flujos de países con regímenes represores como Eritrea. Indignados por la inactividad de los gobiernos de la Unión Europea ante este drama, la ONG Proactiva Open Arms decidió desplazarse hasta el mar Mediterráneo central para rescatar a los refugiados con un barco remolcador. Y pese a que su acción ha sido aplaudida a nivel mundial, e incluso condecorada, su actividad se considera ilegal y su barco fue incautado por el Estado italiano el pasado verano.
Se prohíbe el rescate de seres humanos
Pero, ¿cómo hemos llegado a este punto? ¿Cuál es la causa de esta guerra que ha causado uno de los mayores movimientos migratorios de toda la historia de la humanidad? La respuesta se encuentra el tenue color azul de una pequeña llama de gas.
La guerra de los mil rostros
La conocida como guerra civil siria es un conflicto armado cuya causa oficial fue el enfrentamiento de las Fuerzas Armadas de Siria a favor del Gobierno contra grupos armados rebeldes, conocidos en los medios de comunicación de Occidente como la oposición siria. Además, el grupo insurgente Estado Islámico o ISIS se unió a la contienda llegando a conquistar gran parte del territorio sirio hasta su caída a partir del 2015 en favor del régimen sirio de Al-Ásad. Todo un cóctel de bandos, países y siglas que dificulta la comprensión del conflicto.
Sin embargo, tras los primeros años de la guerra diversas informaciones afloraron para desenmascarar una causa que pasó desapercibida en los grandes medios de comunicación. El gas natural.
La importancia del gas natural
El gas natural es una mezcla de gases ligeros de origen natural con mayor predominancia del gas metano. Pese a tenerse constancia de su gran poder calorífico, su utilización fue posterior al petróleo, como consecuencia de los problemas que planteaba su utilización y transporte. Pero la búsqueda de nuevas fuentes de energías y el desarrollo de la tecnología posibilitó su comercialización como combustible doméstico e industrial y como materia prima en la industria petroquímica.
La demanda del hidrocarburo ha aumentado durante los últimos años a nivel mundial, y hoy en día una gran red de miles de kilómetros de tuberías abastece a Europa de Gas Natural. Según Sedigas, la Asociación Española de Gas, los países de la UE consumieron en 2016 504 mil millones de metros cúbicos de gas natural, generando unas ganancias para los productores de cientos de miles de millones de euros. El principal proveedor de Europa es Rusia, el rival geopolítico de Estados Unidos, principal socio de la UE. Esta dependencia energética de Europa siempre ha resultado un problema en Washington, pero en 2009 una posibilidad de cambio sacudiría las fichas del tablero.
Un lugar asombroso llamado South Pars
Existe un lugar en el mundo llamado South Pars en el Golfo Pérsico. Se trata del campo de gas más grande del planeta, con una reserva de 14 billones de metros cúbicos, y que es compartido por Irán y Catar. Llevar todo ese carburante hasta Europa sería un negocio de cifras estratosféricas, y por ello en 2009 el Gobierno de Catar planeó un gasoducto que pasaría por Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía, desembocando finalmente en la red de tuberías de Europa, el gran pastel. Este gasoducto aumentaría las exportaciones de Catar y reduciría sus enormes gastos en transporte marítimo, además de acabar con la dependencia energética de Europa hacia Rusia, un sueño para Estados Unidos.
Sin embargo el Gobierno de Al-Ásad rechazó la oferta, ya que esto hubiera perjudicado gravemente a sus aliados, Rusia e Irán. Por el contrario, en 2011 el Gobierno sirio sí firmó un acuerdo con Irán conocido como Friendship Pipeline (gasoducto Islámico). Partiendo del yacimiento de South Pars de Irán, el gasoducto atravesaría:
- Iraq, Siria y el Líbano
- Desembocaría en el mar Mediterráneo, esquivando a Turquía, aliado de Estados Unidos.
- Desde allí, continuaría bajo el mar hasta Grecia para ser distribuido a Europa. Con una capacidad para distribuir 110 millones de metros cúbicos al día, se convertiría en el más grande de Medio Oriente.
Pero, ¿este gas no competiría con el de sus aliados rusos?
Cabe mencionar que la construcción de este gasoducto tendría un coste de 10.000 millones de euros, de modo que, según diversas fuentes, probablemente sería la misma Rusia quien financiara este proyecto, con sus correspondientes intereses, y de esta forma copar por completo el mercado europeo con el complemento de sus aliados.
No obstante, este proyecto no pudo llevarse a cabo. ¿La razón?
El 15 de marzo de 2011 se inició la guerra civil en Siria:
- Estados Unidos, Europa y Catar apoyaron al bando de los rebeldes.
- Rusia e Irán respaldaron al actual gobierno.
Expertos como el norteamericano Mitchell A. Orenstein o el periodista español Joaquín R. Hernández afirman que la guerra civil siria nada tiene que ver con la democracia o una lucha de poder, sino una pugna por la supremacía de dos proyectos de gasoducto, un tablero geopolítico y mucho dinero en juego.
Y el resultado ha sido el siguiente:
Hasta marzo de 2019 se han contabilizado 371,222 muertos en total según la OSDH (Observatorio Sirio para los Derechos Humanos), de los cuales 19.811 han sido niños, un millón de heridos y 10 millones de desplazados, muchos de entre los cuales siguen jugándose la vida para tratar de cruzar el Mediterráneo, huyendo del horror de la guerra con olor a gas natural.
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