La Patología de la Competencia Americana
Por LARRY ROMANOFF– 24 de Septiembre, 2020
"Que el mercado decida" realiza hoy la misma tarea que "Que el rey, la Iglesia o Dios decida" hizo en el pasado.
Los ricos y los poderosos a menudo consiguen lo que quieren haciendo creer a la gente que un poder o una institución superior lo necesita.
Richard D. Wolff
La teoría de los libros de texto sobre economía nos dice que la competencia proporcionará mayores beneficios sociales, pero es lamentablemente escasa en pruebas que justifiquen tal afirmación. El único lugar donde la competencia podría tener valor social es en el caso de un monopolio, donde la empresa dominante abusa de su posición para cobrar precios inflados y ofrecer un servicio deficiente, razón por la cual se desalienta a los monopolios y por la que los gobiernos tienden a disolverlos; los fragmentos resultantes no tienen el mismo poder para abusar de la población. Pero esto no tiene nada que ver con la "competencia" en ningún sentido significativo de la palabra, sino que se relaciona con la tendencia natural de la codicia de los ejecutivos de las empresas a acercarse al infinito a medida que la regulación se acerca a cero. He perdido la fuente de esta cita, pero su contenido es importante:
"Los monopolios o cuasi-monopolios creados por las fusiones y adquisiciones son eficaces sobre todo para exponer al público a los peores excesos del capitalismo, excesos que no han cambiado mucho en los últimos 100 años. En 1911, hablando ante un Comité del Senado, el juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Louis Brandeis, dijo que las corporaciones americanas lograron prosperar sólo por sus sucias tácticas, y por fijar ilegalmente los precios y comprar o destruir a los competidores. Dijo que con un campo de juego equilibrado, "esos monstruos se derrumbarían".
La interpretación más común del término "competitivo" es que los productos o servicios sean más o menos equivalentes en términos de precio y valor. Esta filosofía de la competencia supone que cierta cantidad de presión o dificultad nos obligará a crecer y quizás a hacerlo mejor. Si tenemos clientes exigentes, podemos esforzarnos por cumplir sus expectativas mejorando nuestro servicio a un nivel que de otra manera no hubiéramos ofrecido. Si tenemos dos mercados de verduras muy cercanos, los clientes frecuentarán el que consideren más atractivo o que ofrezca la mejor calidad o servicio. En esa medida, se mantienen honestos el uno con el otro y la perspectiva de perder clientes puede servir para mejorar el servicio o mantener precios razonables. Sin embargo, en todas las ciudades de todos los países hay muchas tiendas que ofrecen productos similares o idénticos, pero el servicio y los precios tienden a ser medios. China tiene más de 50 millones de empresas. Si eso no es suficiente competencia, no sé qué sería, pero con toda esta llamada competencia, ¿qué tenemos? Altos precios y un pésimo servicio, así que ¿dónde están los beneficios para los consumidores? La respuesta simple es: no hay ninguno, y la teoría económica de los beneficios de la competencia es un mito de los libros de texto. Pero en cierto sentido, esto es algo menor y no es en absoluto lo que los americanos quieren decir cuando hablan de la competencia, que sólo se relaciona con el logro de la dominación del mercado y la destrucción de otros proveedores en el mercado.